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La pedagogía Waldorf y sus beneficios



Como ya habíamos mencionado en otro artículo de esta página, la pedagogía Waldorf es una alternativa educativa que se basa en la antroposofía y que tiene como fin último la justicia social y reemplazar el sistema tradicional por uno en donde el educador acompañe a los pequeños según su naturaleza básica.


Puedes leer un poco más sobre su origen, fundamentos y funcionamiento en este link


Esta vez, sin embargo, nos gustaría centrarnos más en los beneficios de acompañar el sistema tradicional educativo de acuerdo a los principios de esta visión pedagógica.


El niño es el centro del aprendizaje

Para los educadores de esta pedagogía, es de vital importancia que la forma de enseñanza vaya de la mano con los procesos de aprendizaje de cada niña o niño, siempre respetando las etapas de su desarrollo. Identificar las necesidades de la infancia y proveer de un espacio seguro para explorar sus habilidades, permitirá que los pequeños refuercen la confianza en sí mismos y así poder enfrentarse al mundo exterior.


Enseñanza desde el respeto

Durante los primeros años de su vida, los pequeños aprenderán por imitación. Un educador Waldorf siempre buscará predicar con el ejemplo y transmitir sus conocimientos desde el amor y el respeto, así las niñas y niños podrán absorber la información e interiorizar de acuerdo a lo aprendido.


Expresión artística

La enseñanza a través del arte, ya sea con música, dibujo, pintura, canto, baile, actuación, etc; permite que los pequeños exploren, aprendan, experimenten y se comuniquen de acuerdo a sus emociones y pensamientos.


Lo que vinieron a compartir al mundo

Actualmente vivimos en una sociedad orientada al desempeño que busca constantemente que exista una competencia por ser el número uno. La pedagogía Waldorf, en cambio, busca empoderar a los pequeños y a aceptar sus virtudes y sus defectos, para así potencializar aquello que es de su interés y no solo enfocarse en aquello de lo que carece.


Conciencia ecológica

Las niñas y niños se encuentran en constante contacto con la naturaleza, los cambios estacionales les permiten aprender de ritmos y se vuelven conscientes sobre el cambio y la etapas de la vida. Además, ellos se hacen cargo de sus propias áreas verdes, lo cual les da un sentido de cuidado y responsabilidad.


La educación de cabeza, manos y corazón

Una escuela con pedagogía Waldorf no se concentra sólo en promover la capacidad de pensar, sino también en el trabajo de interiorización, el contacto con uno mismo, con sus creencias y sus emociones. No se trata sólo de trabajar y ejercitar el cerebro, sino también el corazón.


Espiritualidad

Para los colegios Waldorf el desarrollo de la espiritualidad se aborda a partir de generar empatía, sensibilidad, perceptividad y compasión en los niños y entender cómo se manifiesta y desarrolla al hacerlos cuestionarse quiénes son, de dónde vienen y hacia dónde van.


Cada uno de estos puntos busca dotar a las y los niños de una amplia gama de experiencias que les permitan ser pensadores independientes, desarrollen su personalidad, aprendan a solucionar problemas de forma creativa y confíen en su capacidad para dominar todo aquello que se propongan.

“La pedagogía no debe ser una ciencia, sino un arte. ¿Y cómo puede haber un arte que se pueda aprender sin vivir continuamente en el sentimiento? Pero los sentimientos en los que debemos vivir para poder ejercer ese gran arte de la vida que es la pedagogía, los sentimientos que uno necesita tener para hacer pedagogía se encienden únicamente a través de la observación del más amplio universo y de su relación con el hombre “
Rudolf Steiner

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